El de los hombres, él de los dioses, un origen;
pues de algo común respiramos de una madre ambos;
pero nos separa un distinto tipo de poder,
pues uno es nada,
mientras el cielo broncíneo permanece siempre en asiento seguro.
Pero nos asemejamos en algo a los inmortales
sea por la grandeza del espíritu,
sea por naturaleza,
y no sabemos ni de día ni de noche
a dónde el destino nos prescribe ir,
hacia qué fin.
Píndaro, Odas, Nemea VI, Estrofa 1
pues de algo común respiramos de una madre ambos;
pero nos separa un distinto tipo de poder,
pues uno es nada,
mientras el cielo broncíneo permanece siempre en asiento seguro.
Pero nos asemejamos en algo a los inmortales
sea por la grandeza del espíritu,
sea por naturaleza,
y no sabemos ni de día ni de noche
a dónde el destino nos prescribe ir,
hacia qué fin.
Píndaro, Odas, Nemea VI, Estrofa 1
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