martes, 25 de mayo de 2010

Los elementos de los jónicos


Para los griegos en el comienzo, estaban los elementos. El pasaje del caos al cosmos representa una ordenación de los elementos, pero no el inicio de su existencia, porque los consideraban eternos.
Frente a la dispersión con que los mitos dan cuenta de los orígenes, multiplicando dioses y hazañas, los primeros filósofos economizan principios.

¿Cuál es el elemento constitutivo de todas las cosas, aquello que permanece sin que lo afecten las transformaciones?

El agua, dice Tales (624-546 a.C ).

El ápeiron, lo ilimitado, afirma Anaximandro (610-545 a.C ).
El aire -un elemento a la vez determinado, como el agua e ilimitado como el ápeiron, concluye Anaxímenes (586-526 a.C ).

Lo cierto es que poco sabemos de ellos, apenas que buscaban datos inteligibles sobre las estrellas y que, por andar mirando siempre para arriba, cuentan las fuentes, Tales de Mileto solía caerse de pozo en pozo.


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domingo, 23 de mayo de 2010

Los Siete Sabios y un enigma



Estas figuras legendarias aparecen en distintas ciudades de Grecia alrededor del año 600 a.C. Tales de Mileto y Solón de Atenas son los más conocidos. Sus figuras representan, en contraposición a los héroes de la época arcaica, la construcción de un nuevo orden social en base a la paz y al diálogo. A todos los une el haber sido hombres de sus polis, ciudadanos políticos.
Han legado algunas sentencias y enigmas que fueron guía para los hombres, como la inscripción en el templo de Delfos: Cónocete a tí mismo.
Quizás el enigma más antiguo se conoce es el que cuenta que un padre que tenía doce hijos, y cada uno de ellos sesenta hijas alternativamente desiguales, blancas las unas y negras las otras, y, pese a ser inmortales, todas mueren.

lunes, 17 de mayo de 2010

Orfeo, en busca de la unidad perdida


Cuentan los órficos en su teogonía, que en el principio era el Huevo primordial cósmico, la unidad perfecta, la plenitud de una totalidad cerrada. Pero el Ser se degrada a medida que la unidad se divide en individuos y formas separadas. A este ciclo de dispersión le sigue otro de reintegración de las partes a la Unidad.

En la base de esta creencia está la versión del mito de Dionisos según la cual fue despedazado por los titanes que, a su vez, fueron fulminados por el rayo de Zeus. Y de estas cenizas nace la raza de los hombres, que arrastra una herencia titánica, el cuerpo perecedero y una divina, el alma inmortal.

Mediante unos rituales y unas normas de purificación -entre las que se contaba el vegetarianismo- alejadas del culto primitivo a Dionisos, con sus sacrificios rituales y sus canciones fálicas, el alma inicia la reconquista de la plenitud perdida. Surge una concepción dualista de la naturaleza humana, centrada en considerar al “cuepo como cárcel del alma” que ejercerá una notable influencia dentro de las comunidades pitagóricas y de la filosofía socrático-platónica, las escuelas helenísticas y el cristianismo.
Orfeo, el músico cuyas notas estan dotadas de magia, el que baja al reino de los muertos para recuperar a su esposa Eurídice, es, para los griegos, el iniciador de esta doctrina espiritual.

Un viejo papiro


El papiro de Derveni, datado en el siglo V a.C., está considerado el manuscrito más antiguo de Europa y fue hallado en la localidad griega de Derveni, muy cerca de Salónica, en Macedonia, en 1962. Son doscientos veintiseis pequeños fragmentos de papiro quemado que contienen el comentario de un poema órfico y que aparecieron dentro de un jarro de bronce junto a objetos funerarios.

Navegantes del pensamiento


El milesio Anaximandro, hijo de Práxíades dijo que
principio y elemento es lo ilimitado
[parte del primer fragmento de la filosofía griega]




Las obras de Aristóteles describen y alaban los logros de aquellos hombres que descubrieron y surcaron los grandes océanos por los que habría de navegar el majestuoso barco de su filosofía. De entre todos ellos sobresalen Platón y Sócrates, pero también ellos tuvieron a su disposición un útil equipo de ayudas para la navegación, ayudas que preparó un variopinto grupo de médicos y poetas, de científicos y charlatanes, cuyo nombre habitual les impone una falsa unidad. Son los filósofos presocráticos.

Las tormentas del tiempo no fueron benignas con ellos, sus barcos naufragaron y sólo quedan unas cuantas tablas destrozadas. Pero las pocas pruebas que tenemos nos hablan de los hombres: nos revelan que buscaron la fuentes de la razón y que bebieron de ellas; y aunque en ocasiones aquella original y embriagadora libación provocara el delirio de su cerebro, seguimos teniendo con ellos una deuda inmensa por su maravillosa embriaguez.


Barnes, J.: Los presocráticos

Dionisos o el éxtasis


Dicen que ha venido un cierto extranjero, un mago, un encantador del país de Lidia, que lleva una melena larga y perfumada de bucles rubios, de rostro lascivo, con los atractivos de Afrodita en sus ojos. ¡Y éste anda de día y de noche fascinando a nuestras jóvenes con los ritos mistéricos del evohé!




Eurípides, Bacantes




Era hijo de Zeus. Su madre Sémele, estando embarazada y siendo mortal, muere fulminada cuando Zeus, cumpliendo su deseo, se le presenta en toda su plenitud. Para que el niño no muera, Gea, la tierra, lo envuelve en una tupida hiedra húmeda y Zeus lo coloca en su muslo para que ahí cumpla el tiempo de su gestación. Dionisos, en esta versión del mito, es “el que nace dos veces”.

Lo acompañaron, desde su infancia, las musas, las ménades, los sátiros y los silenos. La hiedra verde coronó su cabeza y la vid y el vino tuvieron un lugar de privilegio dentro de los misterios de su culto. Su esencia se confunde con la vida en estado puro, simboliza la fuerza vital que recorre el universo y que no muere nunca tras la maravillosa danza de las transformaciones cíclicas.

El delirio y el desborde de sus fiestas, provocado por el vino, la música, el baile y el sexo, desdibuja las fronteras entre el dios y el hombre y entre el hombre y el salvajismo natural. Así, todas las criaturas se encuentran fraternalmente unidas. Y es en esa percepción de unidad, por debajo de las distintas formas y apariencias donde, como señala Nietzsche, encuentra el griego consuelo metafísico.

Frente al resto de los dioses olímpicos, Dionisos encarna a lo Otro. Porque el hombre arrebatado por el dios, introducido en su reino a través del éxtasis, es un hombre distinto del que era cuando se hallaba envuelto en el ajetreo del mundo. El paso del tiempo suavizará, controlará y dominará los excesos de los rituales del dios de la máscara y del disfraz. Transformación prodigiosa hasta fundar el lugar donde lo ficticio tiene la cualidad de lo real, el teatro.

domingo, 16 de mayo de 2010

El rapto de Europa


Es el antecedente del mito minoico-cretense del minotauro. Se trata del rapto de Europa por parte de Zeus. La narración cuenta que Zeus se enamora de Europa, una hermosa princesa fenicia y bajo la forma de un toro blanco, se acerca a la joven que estaba en la playa. Europa lo acaricia y al verlo dócil, se sube a su lomo. Ahí aprovecha Zeus y se interna en el mar con la princesa hasta la isla de Creta, donde le revela su verdadera identidad y celebran sus amores. Uno de los hijos que tuvieron fue Minos, que reinaría en Creta y que es uno de los protagonistas del mito del minotauro. Tras la muerte de Europa, Zeus convirtió en constelación la forma del toro, que queda también incluída en uno de los signos del zodíaco. El continente europeo recibe el nombre de «Europa» en todas las lenguas germánicas y en todas las lenguas eslavas que usan el alfabeto latino, así como en griego y en latín.
Por lo tanto, la base mítica fundacional de Europa, no puede ser separada de la mitología del toro sagrado y encierra al menos, un par de interpretaciones. Puede que se trate de un rapto, dado que quizás haya sido arrebatada por la fuerza y violada. Puede ser la historia de una seducción, si se ve al hecho de que Zeus descendiese a tomar la forma de un toro como parte de un cortejo. También puede tratarse de un juego de poder. Y esta multiplicidad de significaciones tiñe la identidad europea, que se presenta en su orígen como fruto de una relación -entre un autóctono del panteón olímpico y una extranjera de Asia Menor, originaria de la misma cultura de donde los griegos tomaron el alfabeto. A lo mejor porque las identidades nunca son solitarias sino relacionales, con la carga de tensiones, atracciones, dominaciones y conflictos que acarrean. A lo mejor la Europa de la comunidad se olvidó de este origen relacional y cayó en el ensimismamiento.

jueves, 13 de mayo de 2010

El hilo de Ariadna, el "logos"


según Colli no es el laberinto el que pierde al hombre, sino la falta de hilo


la filosofía en tanto logos será ese hilo

El Minotauro


La idea de una casa hecha para que la gente se pierda es tal vez más rara que la de un hombre con cabeza de toro, pero las dos se ayudan y la imagen del laberinto conviene a la imagen del Minotauro. Queda bien que en el centro de una casa monstruosa haya un habitante monstruoso.
El Minotauro, medio toro y medio hombre, nació de los amores de Pasifae, reina de Creta, con un toro blanco que Poseidón hizo salir del mar Dédalo, autor del artificio que permitió que se realizaran tales amores, construyó el laberinto destinado a encerrar y a ocultar al hijo monstruoso. Éste comía carne humana; para su alimento, el rey de Creta exigió anualmente de Atenas un tributo de siete mancebos y de siete doncellas. Teseo decidió salvar a su patria de aquel gravamen y se ofreció voluntariamente. Ariadna, hija del rey, le dio un hilo para que no se perdiera en los corredores; el héroe mató al Minotauro y pudo salir del laberinto.
Ovidio, en un pentámetro que trata de ser ingenioso, habla del "hombre mitad toro y toro mitad hombre"; Dante, que conocía las palabras de los antiguos, pero no sus monedas y monumentos, imaginó al Minotauro con cabeza de hombre y cuerpo de toro.
El culto del toro y de la doble hacha (cuyo nombre era "labrys", que luego pudo dar "laberinto") era típico de las religiones prehelénicas, que celebraban Tauromaquias sagradas. Formas humanas con cabeza de toro figuraron, a juzgar por las pinturas murales, en la demonología cretense. Probablemente, la fábula griega del Minotauro es una tardía y torpe versión de mitos antiquísimos, la sombra de otros sueños aún más horribles.

J.L.Borges, El libro se los seres imaginarios

Las diosas de la Luna




Los argivos, seguramente por inluencias egipcias, adoraban a la luna como vaca, porque el cuerno de la luna nueva era considerado el origen de todas las aguas, y por tanto del follaje con que se alimentaba el ganado. Esta era Io, que cambiaba de color como la luna: blanca para la luna nueva, roja para la luna de las cosechas, negra para la luna en menguante. Eran a la vez las tres edades de la mujer: doncella, ninfa y vieja. Io, posteriormente asimilada a los dioses olímpicos, aparece como sacerdotisa de Hera y, como tantas otras, va a ser seducida por Zeus, quien la transformó en vaca para evitar las sospechas de su esposa, pero Hera no se dejó engañar y envió un tábano para que la picase continuamente. La vaca emprendió entonces una larga huida, perseguida por el tábano, hasta llegar a Egipto. Una vez allí, Zeus devolvió a Io la forma humana y ésta engendró un hijo del dios, llamado Épafo.




En la Grecia prehelénica, dentro de los dioses pelasgos, la diosa de la luna fue Selene –de selas, luz- y su atributo, el encantamiento. Se la representaba recorriendo el cielo montando un caballo o sobre un carruaje de plata tirado por un par de caballos alados. La media luna luce coronando su cabeza. Se enamora de un joven pastor, Endimión, al que despierta inundando con su luz la cueva donde dormía. Selene rogó a Zeus que le concediera a su enamorado un deseo, a lo que Zeus accede. Endimión pidió la eterna juventud y poder dormir en un sueño perpetuo, del que solo despertaría para recibir cada noche a Selene.

Píndaro, Píticas VIII, 95- 97




Seres de un día, ¿qué es uno? ¿qué no es?

El hombre es el sueño de una sombra.

umbrae somnium homo

En el principio, la poesía

El de los hombres, él de los dioses, un origen;
pues de algo común respiramos de una madre ambos;
pero nos separa un distinto tipo de poder,
pues uno es nada,
mientras el cielo broncíneo permanece siempre en asiento seguro.
Pero nos asemejamos en algo a los inmortales
sea por la grandeza del espíritu,
sea por naturaleza,
y no sabemos ni de día ni de noche
a dónde el destino nos prescribe ir,
hacia qué fin.

Píndaro, Odas, Nemea VI, Estrofa 1

El toro primordial













Las representaciones de toros salvajes constituyen uno de los motivos centrales en las grutas de culto paleolíticas. El toro primigenio debió de causar la impresión de fuerza vital y de poder masculino. La fecundidad, la muerte y la resurrección, se relacionan con el toro.



Su culto se refiere sobre todo al poder procreador del animal; también son importantes sus cuernos, que hacen pensar en la Luna si bien a veces se asocia a ésta con los cuernos de la vaca. Antiguos cultos cretenses, que probablemente eran compartidos por otras culturas en forma parecida, convierten el toro en objeto de danzas con saltos por encima, mediante las cuales el hombre trata de demostrar su superioridad, ritual que se observa en un fresco del palacio de Cnosos, en la Creta minoica, del 1500 a.C.









La corrida de toros del sudoeste europeo no fue originariamente un espectáculo deportivo, sino una forma ritualizada de espectáculos taurinos del Mediterráneo antiguo, que terminan con un sacrificio del representante tan respetado como temido de la indómita fuerza de la naturaleza.




La diosa madre, para los griegos Gea, la tierra

Toda la Europa neolítica tenía un sistema de ideas notablemente homogéneo, basado en el culto a la Diosa Madre (con su diversidad de nombres), que también era conocida en Siria y Libia.

La Gran Diosa era considerada inmortal, inmutable y omnipotente, no existían otros dioses dado que el concepto de paternidad no se había incorporado aún al pensamiento religioso. Ella tenía amantes, pero sólo por placer, no para dar un padre a sus hijos. Los varones temían, adoraban y obedecían a la matriarca. El hogar que ella atendía en una cueva o choza era el mas primitivo centro social y la maternidad, el misterio esencial.

Las tres fases de la luna -nueva, llena y menguante- evocaban las tres edades de la matriarca: doncella, ninfa y vieja fea. Luego, dado que el curso anual del sol recordaba igualmente el auge y declive de sus facultades físicas -doncella en la primavera, ninfa en verano y vieja en invierno-,se identificaba a la diosa con los cambios de estación en la vida vegetal y animal.


Robert Graves, Los mitos griegos

Una diosa de 40.000 años


Hallada en Alemania la venus más antigua del mundo


La figura, tallada en marfil de mamut, de apenas 6 cm. de longitud, muestra unos senos y una vulva desproporcionados. Fue encontrada en excavaciones en Danubio-Alb y calculan que su antigüedad es de 40.000 años, según ElPaís.com del 13 de mayo de 2010.


Un pequeño orificio en la cabeza hace pensar que la figura, cuyos fragmentos han vuelto a ser unidos con una resina sintética, fue portada colgada del cuello. Los arqueólogos alemanes no dudan de que de la nueva venus europea es una representación artística de la fertilidad y que pudo ser objeto de algún tipo de culto o ritual.