miércoles, 16 de junio de 2010

Anáxágoras o la llegada de la filosofía a Atenas

Fue geómetra y astrónomo, nació en el 500 a.C. en Clazómene, pero ya de joven se instaló en Atenas, donde tuvo discípulos destacados, como Pericles.

Considera que el principio de todas las cosas es el Nous o inteligencia o espíritu, que es principio de movimiento y principio de orden. Aparece así la idea de causalidad final, ordenadora, dadora de sentido, que es el espíritu.

Dice que en un momento inicial todas las cosas se encontraban unidas en una única masa que era infinitamente divisible. El universo se produce por el movimiento giratorio que inicia la inteligencia cósmica y que separa las distintas sustancias por el peso de cada una de ellas, formando los cuerpos, siguiendo el principio de que lo semejante atrae a lo semejante.
________________________________________________

Empédocles de Agrigento

Muchacho fui, y muchacha, en otro tiempo;
fui planta. ave también, fui pez marino.



Nadie sabe cuál fue su nacimiento, ni cómo vino a la tierra. Apareció junto a las riberas doradas del río Acragas, en la bella ciudad de Agrigento, poco tiempo después de que Jerjes ordenara azotar el mar con cadenas. Sus discípulos aseguran que, antes de recorrer en plena gloria las campiñas sicilianas, ya había pasado cuatro existencias en nuestro mundo, y que había sido planta, pez, pájaro y muchacha. Llevaba un manto de púrpura sobre el que se desparramaban sus largos cabellos; alrededor de la cabeza traía una banda de oro, en los pies sandalias de bronce, y llevaba guirnaldas trenzadas de lana y de laureles.
Por imposición de sus manos curaba a los enfermos y recitaba versos, al modo homérico, con acentos pomposos, subido en un carro y la cabeza alzada hacia el cielo. Un gran gentío le seguía y se prosternaba ante él para escuchar sus poemas. Bajo el cielo puro que ilumina los trigos, los hombres acudían de todas partes hacia Empédocles, con los brazos cargados de ofrendas. Los dejaba boquiabiertos al cantarles la bóveda divina, hecha de cristal, la masa de fuego que llamamos sol, y el amor, que contiene todo, semejante a una vasta esfera.
Todos los seres, decía, no son más que trozos desjuntados de esa esfera de amor donde se insinuó el odio. Y lo que llamamos amor es el deseo de unirnos y fundirnos y confundirnos, como éramos antaño, en el seno del dios globular que la discordia rompió. Invocaba el día en que la esfera divina había de hincharse, después de todas las transformaciones de las almas. Porque el mundo que conocemos es la obra del odio, y su disolución será la obra del amor.
Los enfermos acudían a él fuera de las ciudades y él estaba rodeado por una muchedumbre de miserables. A su séquito se sumaron mujeres. Besaban los faldones de su precioso manto. Cuando se acercaba a los hombres era para bendecirlos o curarlos. La mayor parte del tiempo permanecía en silencio. Ninguno de los que lo seguían pudo sorprenderlo nunca durante el sueño. Nunca se le vio sino majestuoso.
Cuando los hombres no volvieron a verlo, un esclavo espantado contó que había visto un rayo rojo que surcaba las tinieblas hacia las cumbres del Etna. Los fieles subieron las faldas estériles de la montaña a la luz sombría del alba. El cráter del volcán vomitaba un haz de llamas. Encontraron, en el brocal poroso de lava que circunda el ardiente abismo, una sandalia de bronce retorcida por el fuego.



Supuesto dios

(frag. de Marcel Schwob)



El "ser" de Parménides



Nació y vivió en Elea, Italia -lo que los helenos llamaban la Magna Grecia- entre el 540 y el 470 a.C, apenas quedan ciento cincuenta versos del único poema que escribió, de difícil interpretación.

El Todo es unidad, sin fisuras, sin un momento que lo haya precedido ni un momento que lo suceda, es pura presencia: vida eterna, ser. Sobre esta base del ser, que es todo lo que hay, queda negado lo que no es, lo que no existe, la nada.

Delimitando más claramente que sus predecesores un objeto y un sujeto de conocimiento, indica que la vía de la verdad es el único camino para la investigación y su herramienta, el pensamiento. En cambio, el otro camino, el de lo que no es, es inescrutable y para el conocimiento, inaccesible.
***

sábado, 5 de junio de 2010

Heráclito el Oscuro


Aunque este mi discurso -logos- existe siempre,
los hombres se vuelven incapaces de comprenderlo
tanto antes de oírlo como una vez que lo han oído;
pues aun cuando todo sucede conforme a este discurso
parecen no tener experiencia de él, teniéndola, sin embargo,
de palabras y obras tales como las que yo expongo
cuando distingo cada cosa según su naturaleza y exhibo cómo es,
pero al resto de los hombres les pasa inadvertido cuanto hacen despiertos,
de la misma manera que les pasa inadvertido cuanto hacen mientras duermen.
__________


Este mundo, el mismo para todos,
ninguno de los hombres ni de los dioses lo ha hecho,
sino que siempre fue, es y será:
fuego siempre vivo que se enciende con medida y con medida se apaga.

___________


Entramos y no entramos en los mismos ríos; somos y no somos.

___________

Las enseñanzas de Pitágoras

Vivian en comunidad. Las reglas del maestro, Pitágoras (570-496 a.C ), fueron transmitidas oralmente dentro de la escuela.
Compartieron con los órficos la doctrina de la transmigración del alma y la necesidad de purificarla en su peregrinaje de encarnaciones. Para eso practicaban una vida ascética por lo cual no comían carne, ni pescado, ni habas, ni bebían vino y vestían de blanco. Había también una búsqueda de perfección a traves del trabajo espiritual, el estudio de la música, matemática, filosofía y la práctica de la gimnasia.
Legaron a la historia de la filosofía una novedosa explicación de la composición del mundo en términos matemáticos, según la cual es el número lo que configura y determina la individualidad de las cosas. Seguramente llegaron a esta teoría partiendo de la armonía musical, que se puede expresar en relaciones fijas y númericas y que los pitagóricos trasladaron a la universalidad del ser. La armonía también está presente en la idea del gran año cósmico que se caracteriza por un eterno retorno en los ciclos de la estrellas.